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Diario avanzado de Camponotus cruentatus en cautividad

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8 Ago 2025
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Este diario documenta el crecimiento y comportamiento de una colonia de Camponotus cruentatus, especie conocida por su gran tamaño, su lento desarrollo y su carácter territorial. El objetivo es ofrecer un seguimiento exhaustivo para cuidadores experimentados, con observaciones técnicas y consejos prácticos obtenidos durante un año de cría.

Mes 1 – Llegada y aclimatación​

La colonia se recibe con una reina y 25 obreras. El tubo de ensayo de origen presentaba un nivel bajo de humedad, por lo que se decide trasladarlas a un hormiguero acrílico con cámaras profundas y control de humedad por depósito lateral. La temperatura se mantiene entre 24 y 26 °C, humedad relativa en torno al 60 %. Desde el inicio se aprecia la lentitud característica de la especie: la reina permanece inmóvil gran parte del tiempo, y las obreras apenas exploran fuera del nido. Se ofrece aguamiel como primera fuente de carbohidratos, con buena aceptación, aunque la proteína inicial (tenebrio troceado) no despierta interés.

Mes 2 – Comienzo de la puesta​

La reina inicia su primera tanda de huevos en cautividad. Se cuentan aproximadamente 15 unidades tras dos semanas. Las obreras mantienen un comportamiento muy conservador, apenas saliendo al área de forrajeo. La colonia muestra preferencia por la oscuridad total, por lo que se decide cubrir las cámaras con acetato rojo para reducir el estrés. La alimentación se limita a pequeñas gotas de aguamiel dos veces por semana. La proteína sigue sin ser consumida de forma clara, lo que confirma el metabolismo más lento en comparación con especies granívoras o más activas.

Mes 3 – Desarrollo larvario​

Los huevos evolucionan lentamente a larvas. Se observa que las obreras manipulan constantemente a la prole, agrupándola en un área concreta del hormiguero con mayor humedad. Se ofrecen trozos muy pequeños de grillos, que en esta ocasión sí son aceptados por algunas obreras. Esto marca el inicio real del ciclo de crecimiento. La colonia mantiene un comportamiento extremadamente cauteloso: el forrajeo se limita a una o dos obreras activas por noche.

Mes 4 – Primeras pupas​

Aparecen las primeras pupas tras casi tres meses desde la puesta inicial. Esto confirma que la especie requiere un ritmo de observación paciente, sin esperar cambios rápidos. El consumo de proteína aumenta ligeramente, con mayor aceptación de cucaracha dubia troceada. La humedad se ajusta a un 65 % en la cámara de cría para facilitar la metamorfosis. El número de obreras se mantiene estable en torno a 25, sin bajas significativas.

Mes 5 – Nuevas obreras​

Emergen las primeras obreras nacidas en cautividad. El número asciende a 35. Estas nurses muestran un tamaño reducido en comparación con las obreras fundadoras, pero cumplen su función en el cuidado de nuevas larvas. El comportamiento de la colonia sigue siendo reservado, aunque aumenta el interés por el aguamiel. Se documenta por primera vez un comportamiento defensivo coordinado en la zona de forrajeo cuando se abre para limpieza.

Mes 6 – Estabilización de la colonia​

La reina mantiene un ritmo constante de puesta, con una segunda tanda de huevos más abundante. Se observa un ciclo de crecimiento más dinámico, aunque aún lento si se compara con especies como Lasius o Messor. La colonia cuenta ahora con alrededor de 50 obreras. Las majors todavía no aparecen, ya que son características de colonias con varios cientos de individuos. El forrajeo nocturno aumenta, con 4-5 obreras activas en busca de alimento.

Mes 7 – Diversificación alimenticia​

Se introducen nuevas fuentes de carbohidratos (agua azucarada con limón, solución de miel diluida) y proteína en forma de larvas de tenebrio. Las obreras muestran selectividad: prefieren las proteínas blandas y rechazan presas duras. La colonia utiliza una cámara concreta como basurero, lo que facilita la limpieza periódica. El número de obreras se acerca a las 70, con algunas nurses de tamaño mayor que las primeras.

Mes 8 – Consolidación del crecimiento​

La población supera las 100 obreras. Se observa la aparición de las primeras medias obreras, con tamaño superior y mandíbulas más robustas. Esto marca el inicio de una organización social más compleja. El ritmo de forrajeo nocturno aumenta considerablemente, y la colonia acepta con regularidad tanto carbohidratos como proteína. La reina mantiene un ritmo de puesta constante, con al menos 30 huevos nuevos en el mes.

Mes 9 – Primeras señales de saturación​

El hormiguero inicial comienza a quedarse pequeño. La colonia ocupa casi todas las cámaras disponibles, y las obreras almacenan restos de comida en zonas que no estaban destinadas a ello. Se conecta un módulo adicional, que es explorado lentamente antes de ser ocupado. El número de obreras se aproxima a las 150. El comportamiento defensivo se intensifica: las obreras acuden en masa al percibir vibraciones.

Mes 10 – Crecimiento estable​

La colonia se adapta al nuevo módulo. La reina sigue con una puesta constante, y el número de obreras asciende a 200. Aparecen las primeras obreras de tamaño considerable, aunque aún no se puede hablar de majors plenas. El forrajeo se vuelve más activo, con una docena de obreras participando de manera rutinaria. La alimentación se amplía a moscas y pequeñas langostas, congeladas previamente.

Mes 11 – Aparición de majors​

Se registran las primeras obreras majors, con cabezas desproporcionadas y fuerte musculatura mandibular. Su función se centra en triturar presas duras y defender accesos. La colonia ronda ya las 300 obreras, lo que representa un crecimiento notable considerando la lentitud inicial. El comportamiento social es más dinámico, con división de tareas evidente entre nurses, medias y majors.

Mes 12 – Colonia madura​

La colonia alcanza alrededor de 400 obreras y varias decenas de larvas en distintas fases. La reina sigue en plena forma, con puestas regulares. La organización interna está consolidada, con un granero definido, áreas de cría bien diferenciadas y una zona de basurero activa. La alimentación es variada y equilibrada, incluyendo carbohidratos líquidos y proteína de insectos frescos. El comportamiento defensivo es intenso, y cualquier manipulación requiere precaución.

Conclusión después de este primer año

Tras un año de seguimiento, la colonia de Camponotus cruentatus demuestra de forma clara que se trata de una especie que exige paciencia extrema y constancia. Su desarrollo inicial es lento, lo que puede desanimar a quienes esperan resultados rápidos, pero con el tiempo la colonia revela un patrón de crecimiento estable y predecible. La clave del éxito reside en un control ambiental riguroso, con temperaturas y niveles de humedad ajustados a sus necesidades naturales, así como en una dieta variada que combine carbohidratos de calidad con proteínas animales frescas. La planificación de ampliaciones antes de que el hormiguero se sature resulta igualmente esencial, ya que la falta de espacio puede generar estrés, acumulación de residuos en zonas críticas y un retroceso en el desarrollo de la colonia.

El comportamiento social observado a lo largo del año ofrece lecciones valiosas: la aparición de obreras medias y majors marca un punto de inflexión en la organización interna, con tareas más diversificadas y un aumento significativo de la eficiencia colectiva. Estas castas no solo cumplen funciones defensivas y de procesado de alimento, sino que también reflejan la madurez de la colonia y su capacidad de adaptación a nuevas exigencias.

Para el cuidador avanzado, Camponotus cruentatus no es simplemente un proyecto de cría, sino un ejercicio de observación prolongada y respeto hacia los ritmos naturales de la especie. Cada nueva generación, cada reorganización interna y cada cambio en la dinámica de forrajeo se convierten en oportunidades para aprender más sobre la complejidad social de las hormigas. Criar esta especie supone asumir un reto que no ofrece gratificación inmediata, pero que a largo plazo recompensa con una de las experiencias más enriquecedoras de la mirmecología avanzada.
 
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