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Hola a todos, abro este hilo como un pequeño diario de mi experiencia criando hormigas. Llevo poco tiempo en este hobby, así que no esperéis grandes logros; más bien quiero compartir mis errores y aciertos, para que otros novatos se sientan identificados y quizá aprendan algo de mi camino.
Después de varios paseos por el parque tras una lluvia de verano, tuve la suerte de encontrar una reina alada de Messor barbarus. Estaba caminando por la acera, aparentemente buscando dónde fundar su nido. La recogí con un tubo de ensayo preparado y desde ese momento empezó mi aventura. Sentía emoción, pero también una responsabilidad enorme.
Durante esos primeros días me costó entender que no hay mucho que hacer más allá de dejar a la reina tranquila. No ponía huevos, y pensé que algo iba mal. Leía en foros que podía tardar varias semanas, pero la ansiedad de principiante me hacía revisar el tubo a cada rato. Aprendí que molestarlas menos aumenta las probabilidades de éxito.
Una mañana vi un pequeño racimo blanco. ¡Eran los primeros huevos! La sensación fue increíble. Me di cuenta de que la reina estaba cumpliendo con su rol, sin que yo interviniera. La paciencia empezaba a dar sus frutos, nunca mejor dicho.
Un día noté que el algodón estaba demasiado seco y la reina se agitaba. Me entró el pánico pensando que se me iba a morir por deshidratación. Preparé un tubo nuevo con reserva de agua y algodón limpio, y con mucho cuidado la pasé al nuevo hogar. Fue una maniobra arriesgada, pero sobrevivió sin problemas. Aprendí a revisar la humedad con regularidad.
Cuando las primeras obreras nacieron, sentí que el proyecto ya era una colonia real. Verlas atender a la reina y a las larvas fue una de las escenas más gratificantes que he vivido. Les ofrecí una gotita de agua con azúcar y reaccionaron enseguida.
Después de tres meses en este hobby, mis consejos serían:
Seguiré actualizando este diario a medida que la colonia crezca. Criar hormigas es un viaje lento, pero cada paso merece la pena.
Día 1 – La primera reina encontrada
Después de varios paseos por el parque tras una lluvia de verano, tuve la suerte de encontrar una reina alada de Messor barbarus. Estaba caminando por la acera, aparentemente buscando dónde fundar su nido. La recogí con un tubo de ensayo preparado y desde ese momento empezó mi aventura. Sentía emoción, pero también una responsabilidad enorme.
Semana 1 – La calma y el miedo a “no hacer nada”
Durante esos primeros días me costó entender que no hay mucho que hacer más allá de dejar a la reina tranquila. No ponía huevos, y pensé que algo iba mal. Leía en foros que podía tardar varias semanas, pero la ansiedad de principiante me hacía revisar el tubo a cada rato. Aprendí que molestarlas menos aumenta las probabilidades de éxito.
Semana 2-3 – Los primeros huevos
Una mañana vi un pequeño racimo blanco. ¡Eran los primeros huevos! La sensación fue increíble. Me di cuenta de que la reina estaba cumpliendo con su rol, sin que yo interviniera. La paciencia empezaba a dar sus frutos, nunca mejor dicho.
Mes 2 – El primer fallo de humedad
Un día noté que el algodón estaba demasiado seco y la reina se agitaba. Me entró el pánico pensando que se me iba a morir por deshidratación. Preparé un tubo nuevo con reserva de agua y algodón limpio, y con mucho cuidado la pasé al nuevo hogar. Fue una maniobra arriesgada, pero sobrevivió sin problemas. Aprendí a revisar la humedad con regularidad.
Mes 3 – Primeras nurses
Cuando las primeras obreras nacieron, sentí que el proyecto ya era una colonia real. Verlas atender a la reina y a las larvas fue una de las escenas más gratificantes que he vivido. Les ofrecí una gotita de agua con azúcar y reaccionaron enseguida.
Conclusiones de novato
Después de tres meses en este hobby, mis consejos serían:
- No mires tanto: la obsesión de revisarlas a cada hora no ayuda, solo estresa a la reina.
- Ten siempre tubos preparados: nunca sabes cuándo tendrás que mudarlas.
- Disfruta de los pequeños hitos: el primer huevo, la primera nurse, la primera alimentación… son momentos únicos.
Seguiré actualizando este diario a medida que la colonia crezca. Criar hormigas es un viaje lento, pero cada paso merece la pena.